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31/10/09

La amistad

-Por favor cállate
-¿Que me calle? Si ni siquiera he dicho nada.
-Pero pretendías decirlo.
-Si, en fin. Cállate tú. Yo no tengo porque callarme.
-Noce porque me deje convencer de mi prima.
Después de esa pequeña plática no dijimos nada, todo el camino fue un total silencio. Yo miraba por la ventana en busca de algo que me distrajera. Pasábamos por muchas casa, todas diferentes, de distintos colores y de tamaño. Luego mire hacia delante. Se podía ver la playa más de cerca. Estábamos llegando. Me alegre, al fin iba a bajar de este tormento.
Cuando llegamos, Adán aparco el auto. Enseguida me baje yo seguido por él. Camine buscando a mi hermano. Pero no lo encontraba, a lo lejos lo vi, con una botella de cerveza en la mano y sentado al lado de Esperanza.
Camine a donde se encontraba ellos, pero tropecé con alguien. Alce la mira para saber de quién se trataba, pero no podía creer a quien estaba viendo. Era Octavio. Cuando noto que lo miraba esbozo una sonrisa y me abraso.
-Hola, preciosa.
-Quítame las manos de encima, grandísimo imbécil.
-¿Me extrañaste?-Me iba a besar pero yo le metí una patada en su parte y él se cayó. Se cubría su parte con sus dos manos.
-¿¡Que te pasa, estúpida!?
-A mi no me digas estúpida. Y déjame en paz, no entiendes que tu no me gustas-Se reincorporo rápido, porque cuando pronuncie la última palabra el ya me estaba sujetando de el brazo.
-Nos vamos-Me jalo por el brazo.
-¿A qué te refieres con “Nos vamos”?-Estaba confundida
-Que tú te vas conmigo.
-A no eso no. ¡Yo no me voy contigo a ninguna parte!
-Claro que te vienes-Forcejee para escaparme, pero no funcionaba. Intente con la patada pero el ya me estaba cargando.
-¡Suéltame! ¡Ayúdenme!
-¡Suéltala!-Dijo alguien detrás de mi-, ¿No escuchas? Que la sueltes.
-¿Y si no quiero?-Se volteo y era Adán el que me estaba salvando. Adán le dio un golpe en la cara a Octavio, ese golpe izo que yo callera a la arena. Octavio le iba a regresar el golpe pero Adán le dio uno en el estomago.
-Adán, ya por favor-El se detuvo pero Octavio aprovecho y le pego en la nariz que hiso que sangrara, ahí fue cuando mi hermano noto la presciencia de Octavio. Vino corriendo y lo salieron persiguiendo. Yo ayude a Adán con lo de la nariz. Ya había dejado de sangrar y yo solo me iba a parar e ir, pero él me retuvo.
-Por favor, quédate. No peleemos más.
-Está bien.
-¿Te puedo preguntar algo?
-Sí, dime.
-¿Quién era él?
-Octavio.
-¿Qué es de ti?
-Nada
-¿Y porque te hablaba con voz autoritaria?, como si fueran novios.
-Noce-solo le contestaba con una que otra palabra.
-¿Cuántos años tienes?
-18.
-¿Tienes novio?
-No
-¿Has tenido? Me imagino que si porque tu eres muy…
-No
-¿No has tenido? ¿Por qué?
-No lo sé-Porque el chico a quien amo se murió, pensé. Una lagrima se me escapo.
-¿Por qué lloras?
-No tiene importancia.
-Okay, entiendo que no me tengas confianza.
-No es eso. Solo que no tiene importancia. Ahora me toca a mi preguntar-Haci nos la pasamos, yo le preguntaba de su vida y él me contestaba igual yo a él. Era tan chistoso y amable. Y muy lindo también. La tarde estaba llegando a su fin, todos veíamos el atardecer. Era hermoso.